
Prácticamente todo lo que se tenía por seguro en la biografía de nuestro autor ha debido ser revisado. Dolega-Mostowicz, como escritor estrella de la II República de Polonia, sabía cuidar de sus relaciones públicas. Le gustaba ser objeto de conversación y de rumores y rara vez desmentía alguno de los incontables chismes que circulaban acerca de él, incluso si no respondían totalmente a la verdad.
Dolega-Mostowicz nació en 1902 Glebokie, hoy Bielorrusia. Su familia por parte de madre, de origen noble, había ido perdiendo paulatinamente sus posesiones debido a las represalias del zarato para quienes habían tomado parte en las insurrecciones polacas del siglo XIX. Poco a poco, gracias a la pericia de su padre, abogado de profesión, consiguieron una posición muy acomodada. Expulsado del gimnazjum de Vilna (no se sabe si por su patriotismo, por mal comportamiento o por ambas cosas), Tadeusz continuó su formación primero en Briansk y luego en Kyiv, pero no concluyó la escuela secundaria. Allí, durante la I Guerra Mundial posiblemente se incorporó a la clandestina Organización Militar Polaca. En 1919 abandonó sus estudios, seguramente fue entonces cuando “se añadió” dos años y se enroló en el ejército polaco. Participó en la guerra polaco-bolchevique.
Tras la guerra y un periodo de penurias, gracias a su tío consiguió un empleo en el diario conservador Rzeczpospolita: empezó como corrector de textos, pero en poco tiempo se convirtió en uno de los articulistas más valorados por el público y a la vez más odiados por las autoridades. En 1927 sufrió una brutal paliza de manos de “unos desconocidos”, seguramente por encargo directo de mandatarios del régimen de Pilsudski, que Dolega criticaba con mordacidad.
Ya antes de este ataque había planeado centrarse cada vez más en su actividad literaria y no tardó en convertirse en uno de los más exitosos y acaudalados escritores polacos de la primera mitad del siglo XX. Escudado tras la injusta pero útil fama de “escritor de primera de novelas de segunda” pudo también vengarse más cómodamente del régimen. Su opus magnum fue La carrera de Nikodem Dyzma, en la que, además de mostrar en forma de mordaz sátira los mecanismos de poder de las élites de su tiempo y retrató a algunos de los mandamases del régimen.
Desgraciadamente, la II Guerra Mundial y su prematura muerte truncaron la prometedora carrera de Dolega-Mostowicz: nuestro autor tomó parte como cabo en la defensa de Polonia y murió durante la invasión soviética a mediados de septiembre de 1939 en Kuty, en la frontera entre Polonia y Rumanía.